Viajar abre la mente y te ayuda a ponerte en la piel de los demás. Te da una visión del mundo más global. Te da la capacidad de conocer como piensan otros y como viven y el porqué de ello.
Cuando hablo de viajar no me refiero al turista por excelencia, me refiero a aquel que tiene tiempo para disfrutar de la cultura, las costumbres y la gente de un país. Tener tiempo para pararse a observar y no sólo a mirar, es una gran suerte y un privilegio.
Pero también se puede convertir en una droga, cuanto más viajas, más quieres. Yo siempre pienso que aún tengo muchas cosas que ver y experimentar.
He encontrado mucha gente por el camino, con muchos de ellos tengo una gran amistad y de otros guardo un gran recuerdo, porque esa gente con la que te cruzas por el camino, con las mismas inquietudes y diferentes formas de ver la vida, te enseñan y mucho. Son lecciones vivientes.
Viajar con sólo una mochila a cuestas ha sido la experiencia más enriquecedora de mi vida. Te das cuenta de lo que verdaderamente importa. Vivir experiencias no se paga con dinero y no hacen falta grandes lujos para poder disfrutar del camino."
María Belén Sánchez Tomás
Fotografía: Martín López
"La historia de mi viaje comienza en diciembre de 2015 cuando dejo mi trabajo y me planteo 2 opciones: plan a) tras las navidades volver a Francia durante 3 meses y encontrar un nuevo trabajo.
Plan b) si esto no sucede, comprar un billete y viajar por el sureste asiático.
Y así fue, a finales de abril volé directa a Tailandia y de allí fui visitando varios países: Myanmar, Laos, Camboya, Vietnam, malasia, Singapur, Indonesia.
Estando en Malasia y tras haber hablado con gente que había estado en Australia, me decidí a ir para allá ya que nunca iba a estar más cerca de lo que estaba en ese momento."
"Lo principal es hacer y disfruta lo que cada uno decida hacer con su vida, yo de momento la vivo viajando hasta que el cuerpo aguante..."
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