sábado, 16 de enero de 2021


Conectar con la naturaleza

                       

La primera vez que "conecté con la naturaleza" fue en Gerona, en la playa de Pals , estábamos disfrutando unas vacaciones en el parador de Begur y decidimos coger el coche para visitar las playas de alrededor. 

Recuerdo que era Mayo y hacía mucho viento, estaba nublo y el mar parecía cabreado, Luis se quedó al principio de la playa y yo bajé a la orilla a pasear un poco,le dije. Comencé a andar con dificultades porque el aire me venía de frente, pero yo no paraba, cada vez lo hacía con más fuerza. La playa estaba vacía no había nadie , cuando el viento me dejaba levantaba la cabeza y veía arena solo arena con el ruido de fondo de un mar enfadado. No pensaba en nada. Y de repente comencé a llorar mientras seguía andando, desde el estomago , luego a reír a carcajadas , y cuando paré, me puse frente al mar mientras sentía una paz total , un cuerpo liviano, y una felicidad absoluta que nunca había sentido.

Con el tiempo pienso que el mar ( su vibración) y yo conectamos y que igual que estaba agitando el agua con esa fuerza, ola tras ola rompiendo en la orilla y dejaba todo lo que no quería, algas, botellas, conchas...también removió alguna emoción que estaba mal colocada en mi cuerpo y logró sacarla.


No volví a sentir esa sensación hasta mucho tiempo después, fue hace dos años, esta vez en Abril , lo recuerdo porque sucedió el día de mi cumpleaños, era lunes y decidí que me regalaría ir a mis sitios favoritos de Almansa y pasar un rato allí. Cuando llegué al paraje de "la mearrera" comenzó a chispear, olía a tierra mojada, la primavera había dejado todas las tonalidades de verde que puedes imaginar en árboles y arbustos, escuchaba como las gotas caían sobre las hojas y el agua bajaba con fuerza de la mini cascada que se crea en esta época. En fin , aquello ero todo un espectáculo.
Y de repente comencé a sentir una  felicidad total que me tenía paralizada debajo de las gotas de lluvia, esta vez sentí amor ,paz y una alegría que recorría todo mi cuerpo. Salí de allí con muchísima energía y muy feliz. 
Después de estas dos ocasiones ya no he vuelto a sentir estas sensaciones otra vez, pero reconozco que he aumentado mis visitas a  la naturaleza buscándolas y aunque no igual, si que he descubierto que pasar un rato en el campo, al aire libre y en contacto con la tierra me hace sentir bien, ( yo, que de pubertina presumía de ser urbanita jajaj)en cierto sentido me hace desconectar del día a día y conectar con la belleza. Cada vez que en los últimos años sentía algún miedo, ansiedad o estres, me sentaba cerraba los ojos y visualizaba cualquiera de estas dos experiencias que os he contado, y la verdad, es que después me sentía mucho mejor . 
Cuando cuido mis plantas, toco su tierra, les quito las hojas secas, les echo agua; cuando veo amanecer o atardecer y respiro el frío aire que me despeja en el balcón de casa, siento aunque en menor medida esa sensación de contacto con la naturaleza , de belleza, de felicidad.

Estas vivencias me hicieron cuestionarme muchas de mis creencias, y cambiar algunas actitudes en relación a nuestro planeta. Una de ellas ha sido consumir de forma responsable. Y voy con uno de mis temas favoritos, la ropa ,"Una camiseta sencilla contiene unos 200 gramos de algodón, y para conseguirlos se necesitan 2.000 litros de agua. Un vaquero requiere para su fabricación 10.850 litros de agua, según cálculos de la Water Footprint Network, y unas zapatillas de deporte, 4.400 litros. Como poco, llevamos encima 17.250 litros de agua." 
Yo no he dejado de comprar ropa, lo que si he cambiado es la cantidad de ropa que consumo, alargar su tiempo en mi armario y disfrutarla mucho más. A veces consumimos tan rápido que no apreciamos nuestras compras porque estamos pensando qué nos falta, y qué será lo siguiente en tachar en la lista de deseos.
Yo no soy vegetariana, pero no tengo un consumo alto de carne en mi dieta, yo no compro todo eco pero algunos productos si lo son , como todo el mundo consumo  zapatos, cosmética, cualquier cosa cuando lo necesito y también cuando quiero darme un capricho, pero no a un ritmo frenético , como se nos está enseñando que hay que hacer  a través de redes sociales. Da igual que lo que se nos venda sea Eco- eso también hay que producirlo ,el problema es el ritmo con el que se consume.
Es verdad que hay todo un tinglado montado alrededor del consumo rápido y repetitivo que nos mueve hacia esa inercia, pero nosotros tenemos la última palabra y nuestra decisión y acción es la que cuenta.

Yo quiero cuidar el planeta donde vivo, rodearme de toda la belleza que nos regala la naturaleza , ver la gama de verdes de los árboles, descubrir flores, escuchar cascadas, que mi hijo juegue con la tierra y alguna vez sienta la felicidad y paz que yo he sentido. 
El otro día escuché una frase que me gustó y te invito a reflexionar sobre ella

"Buscamos ser con el sucedáneo del tener"


¡Feliz domingo!




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