miércoles, 16 de marzo de 2022

Volver, por amor al arte

 Me equivoqué al vestirme hoy, siento como un calabobos cae sobre mi abrigo de pelo color salmón y probablemente se estropee, hace un día de perros , acelero el paso y hasta los pájaros parecen advertirme de la tormenta que se avecina, canturrean en grupo más alto de lo normal.

En mi cabeza se cruzan y saludan pensamientos tipo ¿por qué has salido esta mañana de casa? ¿de verdad era necesario? y sinceramente no lo se,  pero hoy, justo hoy, una fuerza me empujaba a salir en busca de "algo".

La excusa ha sido ir a ver una instalación que hay en La casa de la cultura, LLuvia roja de Concha M.Montalvo.

Llevo varias semanas intentando saciar mi sed de arte por internet , en tiempos convulsos busco la paz en el arte, es una contaste que se repite en mi vida. En estos días he descubierto artistas desconocidos para mi ,como Agnes Martin, que me han devuelto la tranquilidad que necesitaba. La curiosidad siempre me ha acercado a personas nobles y Agnes me lo parece. La nobleza me parece una de las cualidades más atractivas en las personas. He disfrutado viendo vídeos de su proceso creativo, casi meditativo, admiro su ritmo pausado esperando la inspiración sentada en una silla de su taller vacío de cualquier ruido.

Estas búsquedas por internet han avivado el anhelo de estar frente a una obra, así que busco en la agenda cultural y si , hay una exposición, no lo pienso y salgo de casa.

Cuando llego a la casa de la cultura la sala está cerrada. Se cruza por delante de mi Adrián un chico que es fotógrafo y le pregunto si sabe cuando abren la sala, se que él imparte cursos allí y tendrá información.. En unos segundos vuelve con la respuesta, "están desayunando" en unos minutos abrirán.

Estas puertas cerradas frente al cartel que anuncia la exposición consiguen crear más expectación al momento. LLega una chica y abre las puertas se quedan entreabiertas y en el centro aparece la imagen de la obra iluminada con una luz cálida, tengo la sensación de pasar al interior de un tríptico que quedó abierto. Estoy sola en la sala y no leo los carteles, quiero tener un primer acercamiento a la obra inocente, primitivo, escuchando a mis sentidos en primer lugar, quiero escuchar a mi cuerpo. Le pertenece ese lugar que en el pasado le negué, leer y escuchar demasiadas palabras me llevaron a alejarme del arte. Perdí el interés. 

Ahora estoy frente a la obra y el color rojo me susurra que yo formo parte de él, ese rojo habita en mí, el olor a semillas me obliga a viajar al pasado, el campo, la tierra, la naturaleza me conecta a la idea de pertenencia, abundancia. Delicadeza y fuerza me transmiten la  lluvia de hilos que caen de las 300 copas menstruales de porcelana , somos todas pienso, juntas, formando una gran vulva. 

Conseguí mi personal contacto con la obra, ahora ya puedo ir leyendo los carteles de la exposición , ahora estoy abierta a las palabras, os comparto algunas de ellas

"Los colectivos y asociaciones de mujeres promueven la sostenibilidad de sus entornos y, por tanto, de la vida. Sus actuaciones tienen gran impacto a nivel mundial, nos ofrecen otra mirada y otra forma de posicionarse que las empodera" 

"Es necesaria una autentica revolución que mejore la relación que establecemos con nuestro cuerpo y con el entorno natural"

Concha M. Montalvo.

Descubro el ecofeminismo.

La instalación me ha permitido escucharme y he escuchado a la autora, he crecido . 

Ahora quiero contarlo y que l@s demás también se den esta oportunidad, así que corriendo vuelvo a casa para intentar transmitir lo que hoy he vivido. 

La llovizna sigue mojando mi abrigo, ahora está más empapado, me equivoqué al vestirme hoy. 

Pero mereció la pena salir de casa.

ColiCC